L a autoestima suele entenderse como la capacidad para identificar las cualidades propias, asumiendo que el valor personal se compone de nuestras habilidades. Identificar lo bueno y ser consciente de ello es positivo, pero hay que tener cuidado, porque construir tu autoestima unicamente sobre lo que haces bien, puede acabar siendo una trampa.

El respeto como base de la autoestima

Uno logra quererse cuando se respeta y para hacerlo tiene que aceptar todo lo que hay en él, no vale seleccionar. Ocurre con uno mismo y con los demás: cuando has establecido un vínculo y quieres a alguien, si solo le muestras tu cariño y respeto en los momentos que brilla, le estarás queriendo de una forma selectiva.

Afecto incondicional

El que se quiere bien, se quiere sabiendo que tiene cualidades, pero que también tiene debilidades y que por lo tanto comete fallos. Asumirlo y respetarse en esto, no quita que no se vaya a tomar nota y a intentar mejorar aprendiendo de los errores. Imaginemos por ejemplo a un niño que tiene dislexia. Sus padres, como es de esperar, le quieren a pesar de su dificultad, pero cuando toca leer un texto en un evento familiar, escogen a los demás sobrinos sin preguntarle a él si le apetece leer. Podría ser que la decisión de no preguntarle tenga que ver con sentimientos de incomodidad e incluso de cierta vergüenza al sentir que su hijo no llega al nivel de los demás niños de su edad.

Es probable que el niño perciba la vergüenza de su padre/madre y la  introyecte, afectando esto a su autoestima:si mis padres, las personas que más me tienen que querer, no confian en mí, significa que no soy tan bueno como los demás, soy tonto. Así que, mejor me mantengo siempre en un segundo plano, porque los demás valen más que yo, son ellos los que tienen que sobresalir”. Cuando uno se avergüenza de una persona a la que quiere o de sí mismo, no está respetando, no está expresando un amor sano.

Cómo cuidar la autoestima

Es importante asumir otra mirada de aquello que no hacemos bien. Hay más posibilidades de interpretar un mismo problema. No todo el mundo mira de la misma manera, no todo el mundo percibe ni juzga tus fallos de la forma injusta y dañina, en la que lo hiceron algunas personas de tu vida.

No andes como un burro con los ojos tapados, mira a tu alrederor y valora otras posibilidades, que te aporten la comprensión y el apoyo que mereces. Continuando con el ejemplo anterior, si el niño con dislexia levanta la mano para leer en clase y tras cometer algún fallo en la lectura escucha carcajadas de sus compañeros, puede decirse algo nuevo a sí mismo: “yo tengo una dificultad, a mí me cuesta más leer y a ellos les cuestan más otras cosas. A nadie se le da bien todo. Yo sé lo difícil que está siendo para mí hacer esto, así que me voy a animar y a intentar estar tranquilo mientras sigo leyendo”.  Este tipo de mensajes internos fomentan el desarrollo de una autoestima sana,  ya que el niño conoce sus limitaciones, pero no se siente inferior por ellas. Afronta sus dificultades, viviendo el miedo que supone exponerse al juicio e inlcuso al rechazo de los demás. Está enfrentando sus miedos para crecer y superarse. Está siendo un valiente, ya que valiente es el que hace algo a pesar del miedo que siente, no el que no siente ninguna dificultad al hacerlo.

El castigo como método

La idea arraigada en nuestra cultura de que cuanto más duros seamos con nosotros mismos, más avanzaremos, porque si no uno “se acomoda”, resulta no ser la estrategia más eficaz para aprender y desarrollarse. La mano dura (contigo y/o con los demás) genera un intenso temor, que acaba empañándolo todo y que lleva a la persona a priorizar la evitación de ese sentimiento de malestar. Por lo que la motivación intrínseca de explorar, de conocer y de crecer desaparece. Si ante los fallos te machacas internamente  (por ejemplo con mensajes como: eres tonto, eres un fracasado, no vales nada, etc.), evitarás a toda costa arriesgar, porque ante lo desconocido aumenta la posibilidad de cometer errores. Si en cambio te arriesgas a andar, cuidándote y animándote cuando encuentres obstáculos, será más probable que te fortalezcas en el camino e incluso que llegues más lejos.

La trampa es que quererse a medias no es quererse.

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